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Hay momentos en que la vida nos sorprende con regalos inesperados que nos llenan de ilusión, sobre todo cuando se trata de regalos hechos con el corazón y de una manera totalmente desinteresada. Pensando en esta aventura que viene siendo ALCES, pienso en regalos como el de Miguel Brieva, que nos ubicó en la esfera pública con un precioso logo y un poster; la compañía en el tiempo de José Ovejero, de Esther Bendahan, Constantino Bértolo, Belén Gopegui, Silvia Nanclares, Óscar Clemente, Cecilia Barriga, Nayra Sanz, Abu Ali, Nuria García Atienza, Ramón Acín, Miguel Mena, Laura Corcuera, Julia Otxoa, Ricardo Ugarte, Fernando Iwasaki, Oscar Aibar, los Zemos, Diego Escusol, José Angel González Sainz, Grazziela Fantini, Antonio Orejudo, Juan Cobos Wilkins, Mercedes Cebrián, Jorge Riegman,… todas estas personas de muchas maneras nos han ido regalando consejos, miradas, presencia, creatividad… tantas cosas que no son nombrables…

Hace poco un buen amigo me recordaba que, si no nos cuidamos en estos tiempos neoliberales, corremos el gran riesgo de poner más valor en la imagen que en la participación. Qué gran lección. Esto lo digo porque el regalo que hemos recibido es un regalo participado que poco tiene que ver con el deseo de cultivar una imagen y mucho con el tejido de una red colectiva que ilusiona, anima y que revela que, a pesar de lo que nos quieren hacer creer, sí es posible el cambio.

Miguel Ángel Nieto es el autor de este regalo. Un día, tomando uno de esos cafés en los que se termina hablando de lo humano y lo divino, este gran documentalista me preguntó si había algo que él pudiera aportar al proyecto alcesiano. Yo recuerdo que le dije en broma que lo que nos ayudaría sería un resumen visual de lo que son estos encuentros. No volvimos a hablar y yo, la verdad, me olvidé del tema más bien por pensarlo como una irrealidad (este tipo de trabajos cuestan un dineral y más tratándose de un profesional como Miguel Ángel Nieto, ¿os imagináis?). Poco antes de las jornadas, Miguel Ángel me escribió para decirme que teníamos que ir preparando la agenda de entrevistas para el documental. Me costó un rato asumir que esto iba en serio pero en seguida nos organizó una agenda para que este regalo-documental que ahora compartimos se pudiera hacer durante las jornadas últimas en Zaragoza.

Como nunca habíamos hecho nada parecido, hubo varias meteduras de pata de organización que Miguel Ángel tuvo que solucionar armándose de paciencia. Ahora que miro hacia atrás me doy cuenta de que esto que vemos no solo es el resultado de un corazón generoso sino una hazaña de alguien que cree en la colaboración como manera de vivir y de crecer. Sin darnos mucha cuenta Miguel Ángel convirtió las jornadas en un rodaje y lo veíamos junto a su ayudante de cámara, la gran Cata, recorriendo los lugares, observando, tomando sus notas, intuyéndonos.

Pues bien, el resultado de esa experiencia es este regalo que nunca soñamos y que nadie nos hará de nuevo; es un fuego que Miguel Ángel nos ha encendido para que tengamos una luz a lo lejos en este camino. También es un pedazo de él porque es el resultado de una mirada atenta. Como buen cronista de guerra, Miguel Ángel Nieto es maestro en intuir el bien y el mal antes de que se manifiesten, por eso también es cazador de espíritus; no se le escapan.

En marzo comí con él en Madrid y en un USB me entregó esta copia que hacemos hoy pública. Al subirme al avión, camino de regreso a USA, me puse a verlo y tengo que confesar que lo que vi me conmovió. Hacía mucho tiempo que no me emocionaba de ese modo. Que alguien que viene de documentar guerras nos mirase con esa ternura, me conmovió. Que fuera capaz de intuir la bondad de este proyecto, la ilusión, las ganas de batallar, me emocionó. En ese momento supe que por él, y por todas las personas que como él nos hablan desde el infierno, tenemos que continuar. Tenemos la responsabilidad de acompañar a quien nos defiende y por eso la mirada de Miguel Ángel Nieto se ha materializado en el espíritu de ALCES. Ese espíritu que, a mí personalmente, me anima a seguir.

Este documento es mucho más que un registro de lo que ocurrió en Zaragoza. Estamos ante una metáfora de la colaboración y un antídoto contra tiempos de subjetividades individualizadas. Un recordatorio de por qué es importante seguir peleando por lo que es justo para todas las personas. Cuando alguien nos regala una razón para continuar, nos hacemos más fuertes y de ahí el valor de la mirada de este cineasta cuyo leitmotiv siempre ha sido hacerse invisible él para poder apresar espíritus y transformar percepciones y miradas.

Hay poca gente en el camino como Miguel Ángel Nieto que se una para apoyar una causa sin esperar reconocimientos ni retribuciones; en tiempos neoliberales aún menos. Con esta carta solo quiero expresar nuestro agradecimiento eterno porque este documento audiovisual demuestra que esa interesada historial del mal que el capitalismo neoliberal se empeña en mantener viva no es sino otra imagen a desmontar. Gracias por este ejercicio de desmontaje, Miguel Ángel, a mí, personalmente, me has dado una lección.

Palmar Alvarez (ALCESXXI)