Home › Forums › Obra del mes de Noviembre: Los príncipes Valientes de Javier Pérez de Andújar › La obra de noviembre
This topic contains 5 replies, has 3 voices, and was last updated by Javier Torre Aguado 9 years, 1 month ago.
-
AuthorPosts
-
November 2, 2013 at 5:23 pm #1912
Nueva entrada para el mes de noviembre.
November 2, 2013 at 5:37 pm #1913Hola a todos,
aquí estamos con Pérez de Andújar discurriendo con sus “Príncipes valientes”. Iba a enviar a los contertulios preguntas e impresiones pero decidí comenzar por enviar dos críticas (me gustaría comenzar por las que no son elogiosas) para que vayamos abriendo el foro a ver qué opinamos de este texto. Desde mi punto de vista, ninguna de estas citas refleja haber entendido bien este texto. Espero vuestros comentarios:
#1 “Tengo un problema con este libro. La opinión siempre es subjetiva, por mucho que uno se esfuerce en objetivizarla. Sin embargo, esta novela me plantea a mí, personalmente, un problema añadido en este campo. Empecemos aclarando que Los Príncipes Valientes me ha encantado. Pero sucede que su autor, Javier Pérez Andújar, y yo somos de la misma generación. Y en una novela que es generacional, que tiene como referentes continuos los libros juveniles, las series de televisión y sobre todo, una época, no puedo estar seguro de si esos referentes los comprendo porque también son, más o menos, los míos (incluso los locales: de Sant Adrià de Besòs a Barcelona sólo hay un paso, en ocasiones imperceptible) o bien lectores de otras generaciones también hallarán las mismas emociones evocadas por este texto.”http://lecturaserrantes.blogspot.com/2011/04/los-principes-valientes-de-javier-perez.html
“El recurso de saturar un relato con referencias pop es uno de los tópicos más cansinos no sólo de las series como Aquellos maravillosos años y Cuéntame, sino de obras que pretenden hacerse pasar por alta literatura como Los príncipes valientes. Pero yo me pregunto, al igual que lo hago con Perec, si eso es literatura o si no es más que una trampa planteada con varios fines. Yo creo que esto tiene más que ver con la memorabilia o la quincallería del Rastro que con la literatura o el arte —si se entienden estos como una forma de asomarse a nosotros mismos y de entender de qué cojones va la vida—. Los príncipes valientes cuenta la infancia de un niño hijo de emigrantes sureños en el extrarradio de Barcelona en los años del tardofranquismo. Es decir, un trasunto del autor, una autobiografía ficcionada. Hasta ahí, nada que objetar, soy muy partidario de las novelas iniciáticas y de utilizar los propios recuerdos infantiles como plataforma narrativa. El problema es qué se hace con esos ingredientes, y Javier Pérez Andújar guisa con ellos un comistrajo propio de un bloque de lumpenproletarios charnegos de Badalona. Algo incomible con textura de zapato viejo, mucho colorante artificial, maizena para que engorde una salsa sin sustancia y un camión de dientes de ajo que hacen que la comida esté toda la tarde repitiendo en el estómago. Tenía la materia prima adecuada para componer un La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, y ha decidido preparar un mal episodio de Cuéntame.”http://sergiodelmolino.com/tag/los-principes-valientes/
Para los que queréis conocer algo más del autor:
Saludos desde Minnesota,
Palmar
November 3, 2013 at 6:50 pm #1914Palmar, yo he encargado el libro pero todavía no lo he recibido. En cuanto me llegue vuelvo al foro!
Javier
November 16, 2013 at 11:09 am #2004Para reconducir un poco el debate, y después de las muchas obligaciones de los cursos graduados, yo diría que las críticas son en parte ciertas porque la novela se hace pesada por momentos. Pero no hacen justicia a algunos de los recursos que exhibe el texto, como el uso de la primera persona del plural para narrar, que es lo que hace que se convierta en un a novela generacional.
November 17, 2013 at 1:30 pm #2006Hola Carlos y Daniel,
muchas gracias a los dos por participar del debate (sé que estamos todos con exceso de trabajo). Daniel, gracias por tan detallados comentarios, tus preguntas resultan esenciales para seguir pensando este texto.
Sin duda, podemos considerar esta obra como una crónica de época/generacional o como un documento que completa lagunas de una historia que está por narrarse. Al leer vuestros comentarios pensaba en el debate en torno a materiales documentales (fílmicos, fotográficos, novelescos) sobre la guerra civil, la Dictadura, la Transición. Al margen del debate en torno a los problemas que presenta la elaboración narrativa de algunos de estos materiales, el trasfondo del debate a mi personalmente me invita a pensar en los mecanismos de autorización de las perspectivas que construyen la narración histórica. En este caso, el relato de Andújar ofrece la posibilidad de pensar esta historia desde una perspectiva casi ausente en muchos de los materiales que he ido conociendo sobre estos momentos, me refiero a la lectura económica y de lucha de clases. Respecto a su indefinición genérica yo la explico desde el género seleccionado; no creo que estemos ante un caso de crónica o testimonio sino ante un ensayo ficcionalizado pero podemos seguir discutiendo ambos puntos, a ver qué oa parece y a ver si se animan los que ya están terminando la novela y seguimos armando diálogo.
Gracias a los dos,
Palmar
January 4, 2014 at 2:06 pm #2067Hola a todos:
Finalmente recibí el libro y pude leerlo. Gracias Palmar por la recomendación, ¡el libro me ha gustado mucho! Es un relato hermoso, muy lírico, donde se reconstruye la infancia del narrador con un estilo calmo y remansado; es una historia en la que apenas pasa nada (y sí, ahora se me ocurre pensar también en Nada) y, sin embargo, cautiva y mantiene el interés.
Los aciertos de la obra son muchos: la mezcla indiscriminada de alta cultura literaria con cultura popular, las referencias a todas esas obras que, particularmente a nuestra generación chiripitiflaútica, son tan queridas; la ambigüedad temporal de la forma verbal elegida para el relato (entonces voy a descubrir que…), y más.
Por otro lado, no sé por qué os parece a los dos que es una obra sin un género determinado, yo creo que hay una adscripción clara a la novela de aprendizaje. La referencia es explicita y constante a lo largo de la obra (particularmente las conexiones con El lazarillo). Más concretamente, se puede clasificar como lo que los alemanes llaman Künstlerroman o ‘novela de artista’, en la línea de, por ejemplo, la primera parte de Martin Eden de Jack London (autor a quien, por cierto, Andújar hace referencia en su relato).
Con respecto a la cuestión de la lucha de clases, yo creo que es un leitmotiv del relato que está bien presentado, es un componente más del retrato familiar y una clave de interpretación que el narrador emplea para comentar sus lecturas; disfruté mucho, por ejemplo, de su lectura social de los gestos de algunos personajes en el Quijote. O sea, que veo la crítica de Sergio del Molino injustificada y con muy mala leche.
Precisamente leí no hace mucho Panfleto para seguir viviendo de Fernando Díaz (la novela que Constantino Bertolo nos recomendó en el congreso de Madrid “si de verdad queremos hacer la revolución”) y hay paralelismos muy interesantes, Palmar, que a ti seguro que te interesará contrastar.
Tanto Andújar como el autor de Panfleto tienen un acentuado sentido de clase, ambos desarrollan en sus respectivos libros dos temas que van entrelazados: el despertar a la literatura y el querer dejar constancia de los conflictos económicos y de clase. Curiosamente, teniendo los dos una perspectiva política y social afín, desarrollan una estética que apunta en dirección opuestas: Javier Pérez Andújar tendiendo al preciosismo estilista (si renunciar al comentario social) y Fernando Díaz a una literatura de denuncia despojada, a propósito, de cualquier pretensión artística; antes al contrario, combatiendo abiertamente lo que considera repugnante lirismo burgués.
¡Qué contraste de lecturas teniendo en cuenta que parten de un posicionamiento ideológico tan afín!
Por otro lado, si hemos de ponernos puntillosos, he de confesar que en más de una ocasión cuestioné la idoneidad de la perspectiva del relato. Me da la impresión de que, a veces, la perspectiva adulta se superpone sobre la experiencia infantil de una manera un tanto disonante. Por poner un ejemplo, al mini-ensayo sobre Koyak y Colombo—que es agudo, original, divertido, sorprendente–, sin embargo, se le nota demasiado que es fruto de una muy elaborada revisión de estos personajes hecha por el adulto, que no es–no puede ser—la impresión del niño, ni siquiera el recuerdo elaborado de esa impresión, sino que es ya otra cosa, un análisis pormenorizado de cada uno de los personajes de ficción hecho desde el presente, pero es un presente (ese ‘ahora’ que se emplea ocasionalmente en la narración) que no llega a tener consistencia en el relato. En fin, que en la mayor parte de la novela el engarce entre memoria de la infancia y la reflexión sobre el valor y significado de esos iconos culturales está bien conseguida y es equilibrada, aunque en algunos pasajes chirría el encuentro entre el pasado y el presente, y parece más bien que las disquisiciones producidas ‘hoy’ se introducen, de manera un tanto forzada, en el relato de las experiencias y reflexiones de la infancia.
En cualquier caso, ¡un gran libro que recomiendo sin reservas!
-
AuthorPosts
You must be logged in to reply to this topic.