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     9. Tener montañas de texto bajo la manga, hacer apare-  No porque se apropie sino porque vive en su momento,
 cer y desaparecer palabras y frases como resultado de la  sale de casa, es sensible a los signos y formas del paisaje
 interpretación del momento. Surfear el espacio, dejan-  mediático —y se cuida de señalar la procedencia de sus
 do graffitti [sic] efímero sobre cualquier superficie. No  ideas—. La diferencia entre samplear y plagiar es bien
 detenerse.                 clara, y la resistencia a reconocer la originalidad del sam-
                            pleador es un prejuicio posmoderno. (Fernández Porta
 10. Extender textura-texto-tejer, cubrir y dejar que el sig-  161)
 nificado sea tarea de cada quien. (Tisselli, “Text Jockey”)
             Esto legitima nuevamente la recombinación, reutilización
 El texto es especialmente relevante en los puntos terce-  y regeneración de lo ya existente como proceso de refundi-
 ro y cuarto, tanto por ellos mismos como el paralelo que se   ción en un ente creado nuevo. Esto no implica una ausencia
 establece con el concepto de semionauta que también ese   de originalidad, algo que está igualmente asumido en el co-
 año propuso Bourriaud y en la línea de la posproducción   lectivo de blogueros como un cambio en la percepción de la
 del arte del sampleador definido por Fernández Porta ya en   autoría y en los derechos del receptor sobre la obra emitida.
 2008 (pero nos extenderemos sobre estos conceptos más   Este mismo concepto es el que opera en las teorizaciones li-
 adelante). Resulta necesario abordar, en primer lugar, que   terarias de Fernández Mallo, quien identificaba ya en 2009
 los antecedentes del manifiesto de Tisselli se pueden ras-  lo que denominó “tecnorromanticismo”:
 trear en las teorizaciones del colectivo artístico Critical Art
 Ensemble, quienes afirmaron en 1998 que:  La persona en su habitación, aparentemente aislada, re-
                            cibiendo trozos de mundo a través de una pantalla y de
 Quizás el plagio pertenece por derecho propio a la cul-  una tecnología que, en el fondo, no entiende pero le
 tura post-libro, puesto que sólo en una sociedad seme-  proporciona placer. Necesariamente tendrá que desarro-
 jante puede ponerse de manifiesto lo que la cultura del   llar un nuevo tipo de intuición, no lineal, para manejar
 libro, con sus genios y autores, tiende a ocultar: que la   y componer algo que, de lo contrario, serían sólo datos
 información es más útil cuando interactúa con otra in-  caóticos. Cada uno será un DJ, un DJ de la vida. (“El
 formación que cuando se deifica. (Critical Art Ensem-  futuro” 48)
 ble 38)
             Unos años antes Nicolas Bourriaud había establecido que
 Esta es la línea argumentativa que sigue Fernández Por-  el ámbito de la creación artística y cultural había alcanzado
 ta cuando establece su concepción de homo sampler a quien
 diferencia claramente del plagiador: 2
         artefacto literario se presenta ahora en la forma acreditada de un patch-
         work” (75) trazando una completa línea temporal y conceptual que pres-
 2   Fernando Rodríguez de la Flor estableció una interesante categori-  ta especial atención a los fenómenos originados desde el siglo xix hasta la
 zación sobre el plagio y el apropiacionismo afirmando entonces que “el   época contemporánea.
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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015





